Control de impulsos

De manera general, las personas somo relativamente capaces de controlar nuestros impulsos, es decir, pensamos antes de actuar, en lugar de dejarnos llevar por nuestras emociones. Pero para algunas personas esto supone una gran dificultad. Podemos hablar de un trastorno del control de impulsos cuando la persona tiene grandes dificultades para no llevar a cabo una acción que resulta dañina para el propio sujeto o para los demás. Realizar dicha acción le reporta una gran satisfacción pero también puede generar sentimientos de culpa al sentirse la persona incapaz de mantener el control.

Existen diferentes trastornos relacionados con el control de impulsos: trastorno explosivo (incapacidad para controlar la ira), cleptomanía (incapacidad para controlar el impulso de robar), tricotilomanía (incapacidad para reprimir el impulso de arrancarse el cabello), piromanía (incapacidad para frenar el impulso de provocar incendios), adicción al juego (incapacidad de resistirse a conductas relacionadas con el juego), dermatilomanía (incapacidad de reprimir la necesidad compulsiva de rascarse, arañarse o arrancarse la piel), onicofagia (incapacidad para reprimir el impulso de morderse y comerse las uñas). Algunas de estas dificultades, como por ejemplo el trastorno explosivo, se relacionan directamente con algunos trastornos de la personalidad.

En terapia trabajaremos de manera personalizada, estudiaremos las diferentes situaciones que desencadenan dichas conductas y qué pensamientos y emociones están implicados en ellas. El objetivo es reducir tu ansiedad y facilitarte diferentes estrategias de afrontamiento para que puedas controlar tus impulsos de manera eficaz.